En los frascos más pequeños se guardan las mejores esencias. Bien podríamos atribuir este popular refrán a las aceitunas, ya que a pesar de su diminuto tamaño contienen gran cantidad de nutrientes que las convierten en una de las joyas de la dieta mediterránea, que esta semana conmemora su séptimo aniversario como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
De hecho, las aceitunas, tanto verdes como negras, son un alimento presente en cualquier menú equilibrado, ya que son ricas en ácidos grasos esenciales, además de minerales y vitaminas. Vamos a repasar algunos de los motivos por los que son tan saludables.
Protegen el corazón
Una de las mejores propiedades de las aceitunas es su poder preventivo en enfermedades cardíacas y del aparato circulatorio. Gracias a las grasas insaturadas que contienen protegen de la oxidación y regulan los niveles de colesterol en el organismo, evitando así su acumulación en las arterias.
Fuente de vitaminas
Las aceitunas son una fuente natural de vitaminas A, C y E, potentes antioxidantes, es decir, que previenen la oxidación de otras moléculas. A esto debemos sumarle el aporte de tiamina, vital para el buen funcionamiento del sistema nervioso.
Digestivas
Según numerosos estudios, el fruto del olivo favorece la buena digestión debido a su alto contenido de antioxidantes naturales y ácidos grasos monoinsaturados. Asimismo, su consumo es recomendado para prevenir el estreñimiento debido a que contienen aceite y fibra vegetal que actúan como un suave laxante.
Ricas en hierro
Las aceitunas son muy nutritivas, ya que son ricas en minerales como el hierro, el fósforo o el magnesio. En concreto, las negras contienen menos sodio y más hierro, por lo que son buenas aliadas para quienes padecen anemia.